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VETERINARIOS NO PIERDEN LA ESPERANZA EN LA RECUPERACIÓN DE TIGRILLO HERIDO POR CAZADORES

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Al menos tres meses más hasta volver a ponerse en pie y dar inicio a prácticas de cacería, podría tardar el proceso de recuperación del tigrillo herido por cazadores furtivos y que actualmente recibe atención en la Granja «el Picón” de Corporinoquia.

El animal, impactado por perdigones de escopeta el pasado 22 de marzo, es uno de los más de 160 animales que actualmente atienden los profesionales que a diario se desvelan por recuperar animales mutilados con el objetivo de lograr su recuperación y reintroducción a la vida silvestre.

Dicho objetivo, lastimosamente, muchas veces no se alcanza.

“Es tanta la gravedad de las lesiones, de la mutilación y del daño, no solo físico sino en su comportamiento, que sufren estos animales, que en ocasiones ya quedan condenados irremediablemente a permanecer en jaulas hasta su muerte”, cuenta el médico veterinario, Álvaro Enrique Camacho Chacón.

En el caso del tigrillo, cuyas lesiones inicialmente se creyó que habían sido causadas por un atropellamiento, los exámenes posteriores permitieron detectar al menos cuatro puntos de impacto con perdigones y una lesión inflamatoria en la columna vertebral que le generó inflamaciones vertebrales y lesiones nerviosas que le dificultan la movilidad.

Al respecto, Johan Felipe Camacho Cardona, médico veterinario zootecnista, dijo que después de varias pruebas se pudo establecer que la lesión es de índole inflamatorio y que la conmoción pudo provocarla alguna caída que sufrió el animal luego de resultar herido.

“Hemos tenido momentos muy angustiosos, inicialmente el animal ni siquiera movía sus manos o patas, ni tenía sensibilidad y tampoco movía la cabeza de manera completa… después de casi tres semanas ha recuperado mucho la sensibilidad y el movimiento pero en el mundo animal cualquier pronóstico es muy aventurado… así que solo nos queda confiar en que su espíritu de lucha lo ayude a recuperarse”, dijo.

La salud del tigrillo y de las otras decenas de animales, también están en manos de la bióloga, Yina Marol Silva Pérez, y de John Jairo Ospino García, experto en manejo de fauna.

Su lucha diaria es lograr que aves a las cuales les arrancaron sus plumas se curen y aprendan de nuevo sus técnicas de vuelo; o que otros felinos, monos, tortugas y reptiles, logren recuperarse al punto de volver a la vida silvestre.

“La gente no entiende el daño que le causan al ecosistema con la práctica de secuestrar un animal silvestre para convertirlo en mascota”, dicen los profesionales, recordando con tristeza casos como el de la “loca Mona”, una hembra de mono que era mantenida en cautiverio amarrada con una cadena y a quien su dueña le cortó varios dedos en castigo por daños que hizo en cautiverio.

Ella no soporta la presencia humana, se pone muy nerviosa y agresiva y no permite que se le acerquen mujeres.

El tigrillo, que a pesar de sus heridas es un animal imponente y poderoso, es el símbolo de que a veces los seres humanos resultamos peores que las fieras.

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