Las autoridades ambientales y organismos de seguridad han encendido las alertas ante una preocupante situación en la región de la Orinoquía: grupos armados ilegales estarían involucrados en el tráfico de fauna silvestre, una práctica que no solo amenaza la biodiversidad, sino que también estaría financiando economías criminales.
La denuncia fue revelada por la organización ambiental Fundación Orinoquia Viva, tras detectar patrones inusuales en la captura y comercialización ilegal de especies nativas en zonas rurales de los departamentos de Meta, Vichada, Arauca y Casanare.
Según la fundación, se han identificado rutas clandestinas y redes de intermediarios que estarían facilitando el transporte y la venta de especies como el oso palmero, tortugas charapas, aves exóticas, primates y felinos menores. Algunos de estos animales son llevados hacia mercados ilegales en ciudades colombianas, mientras que otros serían traficados hacia países vecinos como Venezuela y Brasil.
Un negocio silencioso y letal
De acuerdo con los reportes, estas actividades ilícitas se desarrollan en medio de un contexto de conflicto armado persistente en algunas zonas de la región, donde el control territorial de grupos armados permite operar estas redes con relativa impunidad.
“El tráfico de fauna silvestre está siendo utilizado como una fuente de ingresos paralela por estructuras ilegales que aprovechan el bajo control institucional en áreas rurales”, explicó un investigador de la Fundación Orinoquia Viva que pidió reservar su identidad por razones de seguridad.
Además del impacto ecológico, el tráfico de fauna silvestre genera graves riesgos para la salud pública, al facilitar el contacto con enfermedades zoonóticas y desestabilizar ecosistemas frágiles.
Autoridades inician operativos
La Policía Ambiental, en conjunto con la Corporación para el Desarrollo Sostenible de la Orinoquía (CDA) y otras entidades del Estado, ha comenzado una serie de operativos en corredores estratégicos de movilidad, especialmente en las riberas de los ríos Meta y Vichada.
Las autoridades también hacen un llamado a la ciudadanía para denunciar el tráfico de fauna y no comprar animales silvestres como mascotas, una práctica que alimenta este mercado ilegal.
Una amenaza para la biodiversidad
La Orinoquía colombiana alberga una de las mayores riquezas en biodiversidad del país. La expansión de actividades ilícitas como el narcotráfico, la minería ilegal y ahora el tráfico de fauna, representan un riesgo creciente para la conservación de esta región única.
Expertos ambientales insisten en la necesidad de reforzar la presencia institucional, aumentar la educación ambiental en comunidades rurales y establecer mecanismos efectivos de protección para las especies amenazadas.
