¿Dónde quedó la seguridad prometida para Yopal?

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Yopal, nuestra casa, nuestra ciudad, atraviesa un momento crítico.

La creciente ola de delincuencia nos tiene en vilo: robos, sicariatos y extorsiones son el pan de cada día, y lo más grave es que la respuesta institucional parece cada vez más lejana, más débil, más desconectada de la realidad que vivimos los Yopaleños.

Durante la campaña política, tanto la Gobernación de Casanare como la Alcaldía de Yopal nos prometieron seguridad, control, inversión en inteligencia policial, más pie de fuerza y resultados contundentes contra el crimen. Hoy, a más de año y medio de gestión, lo que vemos es una ciudad sitiada por el miedo y una ciudadanía que empieza a perder la esperanza.

El asesinato del empresario Carlos Navarrete fue, no solo un golpe a su familia y a sus seres queridos, fue un golpe a toda la comunidad empresarial, a los emprendedores que luchan cada día por salir adelante en medio de la informalidad, la carga tributaria y ahora, la inseguridad.

Y ahora, nuevamente las mujeres somos víctimas de la violencia, las víctimas más vulnerables, Marinela Ortiz Neita, una mujer trabajadora dedicada al difícil y peligroso oficio de taxista.

Una víctima más, para las autoridades solo una cifra, para nosotras, una madre, una hija, una hermana, una mujer que salía a trabajar confiando en que las autoridades la protegerían y la sociedad la respetaría.

¿Dónde están las cámaras? ¿Dónde están los patrullajes? ¿Dónde están los resultados de las investigaciones? ¿Hasta cuándo vamos a normalizar los hechos de sangre como si fueran accidentes más del destino?

La Policía Nacional, que tiene la enorme responsabilidad de garantizar la seguridad en el territorio, ha sido superada por la criminalidad. Y no se trata de atacar a las instituciones, se trata de exigir resultados, de pedir transparencia en las investigaciones, de denunciar que muchos hurtos, ataques y casos de sicariato ni siquiera avanzan en los despachos judiciales.

Pero lo más preocupante es el silencio. El silencio de las autoridades, el silencio de los líderes, el silencio de quienes tienen el poder y la voz para encender las alarmas. Como Yopaleños no podemos seguir callando. Nuestra ciudad merece respeto, merece protección, merece vivir sin miedo.

Hoy más que nunca, es urgente que la Gobernación y la Alcaldía dejen de lado el discurso de campaña y enfrenten la realidad con decisiones firmes, que convoquen a la ciudadanía, al comercio, a las fuerzas vivas y, sobre todo, que se escuche a la gente. No podemos resignarnos a vivir con miedo. No podemos permitir que la delincuencia nos robe la tranquilidad y el futuro.

Porque una ciudad no puede florecer donde reina el miedo. La seguridad es la raíz de toda esperanza. 🇧🇫🌺

SOFÍA GROSSO OJEDA

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