Cadete Casanareño en el Buque Gloria, El «Embajador de los Mares y de los Derechos Humanos»

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Por Wilson Acosta.


En medio del majestuoso puerto de San Francisco, el Buque Escuela ARC Gloria ondeaba orgulloso la bandera de Colombia. Su presencia, imponente y serena, recordaba que más allá de ser un símbolo naval, es un embajador flotante de nuestra identidad, disciplina y valores. Pero aquella tarde, su mensaje navegó aún más lejos: los mares también pueden ser escenario para hablar de derechos humanos.

Tuve el honor de entregar el reconocimiento como Defensor Naval de Derechos Humanos al joven Daniel Felipe Sandoval Díaz, cadete de la Armada Nacional y oriundo de Aguazul, Casanare.

Este acto no solo simbolizó una distinción académica o institucional, sino el reconocimiento a una generación que asume su papel con conciencia, orgullo y compromiso con la dignidad humana.

En Daniel Felipe vi reflejado a tantos jóvenes que desde la provincia se forman con esfuerzo, muchas veces lejos de su familia, llevando consigo la esperanza de un país que aún sueña con la paz. Su presencia en el Gloria no es casualidad: representa a una juventud que, entre mareas y deberes, aprende que el uniforme no solo defiende la soberanía, sino también los principios que sostienen la humanidad.

Como Director de la Oficina Interamericana para la Paz y el Desarrollo Sostenible (OIPPDS) para Estados Unidos y Canadá, y como casanareño que ha dedicado su vida al trabajo comunitario, promoción de los derechos humanos y a la prevención de adicciones, encuentro en este tipo de gestos una oportunidad para reafirmar un mensaje: los derechos humanos no son propiedad exclusiva de los activistas o de las cortes internacionales; son tarea de todos, desde el aula, el hogar, el campo o la cubierta de un barco.

El Gloria, con su tripulación joven y disciplinada, surca los océanos recordándonos que Colombia tiene más que ofrecer al mundo que sus conflictos. Tiene juventud con valores, instituciones que creen en la paz, y regiones —como Casanare— que siguen aportando liderazgo y esperanza a la nación.

Los derechos humanos comienzan con el respeto al otro, con el reconocimiento de su dignidad. Por eso, ver a un hijo de nuestra tierra casanareña recibir este nombramiento en aguas internacionales es más que un honor personal: es una señal de que estamos navegando en la dirección correcta.

Que el viento siga soplando a favor de los jóvenes que, como Daniel, saben que servir a la patria también es servir a la humanidad.

Wilson Acosta: Preventologo, Defensor de Derechos Humanos.

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