El senador Iván Cepeda se impuso con claridad en la consulta interna del Pacto Histórico celebrada este domingo y se convirtió en el candidato presidencial que representará a la izquierda en la carrera hacia 2026.
Con aproximadamente 1,500 millones de votos —unos 65,1% de los sufragios contabilizados— Cepeda superó a la exministra de Salud Carolina Corcho, quien obtuvo cerca de 680.000 votos (28,7%). Los conteos fueron reportados por agencias y medios nacionales con escrutinios parciales y definitivos de la Registraduría.
La votación formó parte de una jornada en la que también se definieron listas legislativas y candidaturas al Congreso por el bloque de la izquierda.
Pese a la contundencia del resultado a favor de Cepeda, la consulta tuvo una participación que los analistas describen como moderada en comparación con el padrón de más de 41 millones de votantes habilitados, lo que plantea dudas sobre la capacidad del Pacto Histórico para movilizar nuevos electores fuera de su base en una eventual elección nacional.
Reacciones oficiales no se hicieron esperar: el presidente Gustavo Petro llamó a la unidad y a construir un “frente amplio” que agrupe a sectores de la izquierda y del centro para la próxima etapa electoral, un gesto dirigido a consolidar adhesiones de cara a la primaria interpartidista proyectada para marzo de 2026.

Desde la campaña de Cepeda destacaron el carácter “programático” y no personalista del triunfo; Corcho, por su parte, anunció que evaluará opciones políticas, incluida la posibilidad de encabezar listas al Congreso.
Analistas consultados por la prensa advierten dos lecturas principales. La primera es estratégica: Cepeda, figura veterana y referente en derechos humanos, aporta a la coalición legitimidad moral y una narrativa crítica contra sectores del establishment —algo que puede movilizar a votantes progresistas—.
La segunda es táctica: la baja participación obliga al Pacto Histórico a diseñar una campaña que amplíe su base y persuada a indecisos y votantes moderados, especialmente si la meta es disputar la presidencia en una elección general donde la gobernabilidad y alianzas serán cruciales.
En lo institucional, la Registraduría y el Consejo Electoral tendrán que ratificar formalidades y definir la inscripción de candidaturas y la posibilidad de que Cepeda compita en una consulta interpartidista en marzo. Ese paso es relevante porque una primaria más amplia cambiaría el tablero político: permitiría a la izquierda competir por la conformación de un candidato único con fuerzas del centro y, si hay acuerdo, concentrar apoyos frente a la oposición.
El triunfo de Cepeda pone en marcha la maquinaria electoral del petrismo y abre la discusión sobre el tono y el contenido de la campaña: ¿continuidad del proyecto de Petro con reformas profundas, o una estrategia más moderada para atraer centrismo? La respuesta marcará si el Pacto Histórico consigue traducir su fuerza legislativa en un respaldo popular suficiente para volver a ganar la Casa de Nariño en 2026.


