En un contundente pronunciamiento, el excanciller Álvaro Leyva Durán rompió su silencio sobre los motivos que lo llevaron a distanciarse del Gobierno del presidente Gustavo Petro, del cual hizo parte como Ministro de Relaciones Exteriores hasta hace pocos meses. A través de un comunicado cargado de reflexiones personales y advertencias institucionales, Leyva expuso una serie de hechos que, según él, ameritan ser conocidos por la opinión pública “en aras del bien común”.
Leyva recordó que aceptó el Ministerio motivado por la esperanza que le inspiraba el discurso de Gustavo Petro como candidato presidencial. “Desde la Constituyente del 91 no ejercía función pública alguna. Le agradecí que hubiera pensado en mí para tan alto cargo. Y lo reitero”, afirmó. No obstante, señaló que sus ilusiones iniciales se fueron desvaneciendo por circunstancias conocidas por el propio mandatario. “Hoy solo me queda uno que otro recuerdo grato”, aseguró.
A lo largo del mensaje, el excanciller reiteró que su prioridad es el país y que, pese a su disposición inicial de guardar cierta reserva por prudencia, considera que los hechos que afectan al bien común ameritan ser revelados. En este sentido, invocó al filósofo español Antonio Millán-Puelles, amigo personal suyo, para justificar el paso de la prudencia a la franqueza: “En algunos momentos se debe recurrir a una ‘prudente ocultación de la verdad’, pero mutatio materiae, cuando está en juego el bien común, eso debe dejarse de lado”.
El pronunciamiento de Leyva toma un cariz aún más serio cuando hace referencia directa al actual Ministro del Interior, aludiendo a hechos que considera no esclarecidos, tanto en el plano personal como público. “¿Qué ya se rehabilitó? Quien escribe este mensaje viene de haberlo lidiado, padecido. No me cabe entonces soslayar alertas rojas a estas alturas de la vida”, expresó en un tono severo.
El exministro también aludió a un episodio específico ocurrido tras un Consejo de Ministros celebrado el martes 4 de febrero, mencionando incluso la presencia de un “dóberman”, lo que añade un matiz enigmático al relato. Sin profundizar en detalles, dejó entrever que el evento fue significativo y amerita ser revisado.
Leyva también retomó uno de los escándalos más sonados del gobierno Petro: el caso de la exjefa de Gabinete, Laura Sarabia, y los hechos que rodearon a la niñera Marelbys Meza, incluyendo el uso del polígrafo, detenciones relacionadas, un supuesto suicidio, y el viaje de Meza a Venezuela. Criticó que ni Sarabia ni el ahora Ministro del Interior hayan ofrecido explicaciones claras sobre estos eventos, a pesar del impacto público y judicial que estos han tenido.
“¿Se puede siquiera pensar que el cuerpo diplomático acreditado en Colombia está integrado por un poco de tontas y tontos como para no conocer ya quién es quién y qué ocurre?”, cuestionó Leyva, advirtiendo sobre las implicaciones internacionales de las decisiones del Gobierno y el impacto en el Consejo de Seguridad de la ONU, ante el cual Colombia deberá presentar próximamente un informe sobre la implementación del acuerdo de paz.
Finalmente, Leyva hizo un llamado a que sus palabras no sean interpretadas como mensajes crípticos o enigmáticos, y anunció que esta misma semana enviará una carta personal al presidente Petro, con reflexiones que, según él, deben ser consideradas con “patriótica generosidad”, especialmente en el marco de la Semana Santa.
El pronunciamiento de Leyva podría marcar un nuevo capítulo en la ya compleja relación entre sectores del Pacto Histórico y quienes alguna vez fueron aliados clave en la construcción del proyecto político del actual presidente.
