Casi un mes le tomó al Ejército realizar las coordinaciones necesarias para atender la denuncia de vecinos de un sector rural en Támara que desde el 19 de marzo habían alertado a las autoridades sobre la instalación de unos cables y unos «aparatos» extraños en inmediaciones de un transitado camino veredal.
La carga explosiva, compuesta de Indugel, tenía la capacidad de generar daños materiales en un radio de aproximadamente 650 metros a la redonda y al parecer habría sido instalada por elementos del Frente 28, disidencias FARC.
Este resultado se produce gracias a la valiosa información suministrada por la comunidad, que se sintió en riesgo tan pronto supo de la presencia de un artefacto explosivo improvisado en la zona, hecho que ocurrió desde el 19 de marzo.



El elemento explosivo, compuesto por 30 barras de indugel, cinco kilogramos de metralla, 12 metros de cordón detonante y dos detonadores eléctricos, se encontraban instalados a escasos metros de una finca y con su potencia explosiva podía afectar un camino veredal bastante transitado por moradores del sector..
A pesar del llamado de la comunidad, apenas el pasado sábado 12 de abril, tropas de la Décima Sexta Brigada fueron desplegadas para llevar a cabo la ubicación y posterior destrucción controlada del artefacto explosivo improvisado, procedimiento que contó con el apoyo de unidad canina y expertos del grupo EXDE, expertos en destrucción controlada de explosivos improvisados.
Según cálculos del alto riesgo que esto representaba para la población civil en la zona se estima un poder destructivo que podría causar daño dentro de un perímetro de 100 metros al sitio donde estaba ubicado.