Las autoridades de Argentina y Colombia lograron la captura de dos ciudadanos colombianos señalados de pertenecer al Ejército de Liberación Nacional (ELN) y de operar una compleja red de lavado de activos que habría tenido presencia en varias regiones del país, entre ellas Casanare.

Los detenidos, identificados como Harold Ardila y Mayerly Zulay Arévalo, fueron interceptados en la localidad de San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires, tras una operación de inteligencia binacional que se extendió por 48 horas. De acuerdo con la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, ambos tenían alertas rojas de Interpol y eran buscados por la justicia colombiana por delitos relacionados con financiación del terrorismo y lavado de dinero.

Según las investigaciones judiciales en Colombia, la red financiera del ELN habría movilizado más de 885.000 millones de pesos desde 2005, utilizando empresas fachada, exportaciones ficticias, comercio ilegal de oro y transacciones con compañías del sector agropecuario y de la construcción para ocultar el origen ilícito de los recursos.
Alerta en Casanare por posible infiltración económica
Durante los operativos recientes, se incautaron 59 lingotes de oro con un valor estimado en $32.000 millones, además de $563 millones en efectivo, US$22.805 y documentación contable de varias empresas consideradas clave para el proceso judicial. Las evidencias recolectadas indicarían que la red realizó transferencias por más de $685.000 millones mediante corresponsales bancarios en Bogotá, Arauca, Casanare y otras regiones con el fin de ocultar el origen ilícito de los fondos. También se habrían creado empresas fachada en sectores como telecomunicaciones, construcción, agropecuario y servicios aéreos, simulando actividades económicas por más de $83.500 millones.
El informe de las autoridades señala que parte de estas operaciones se habría desarrollado en Casanare, donde los capitales ilegales podrían haber ingresado al circuito económico formal. Analistas advierten que esta situación no solo distorsiona la competencia en mercados locales —como el agropecuario y el de la construcción—, sino que también representa un riesgo para la estabilidad financiera regional.
“El hecho de que Casanare aparezca entre los territorios utilizados para mover dinero del ELN evidencia que la región ha sido vulnerada por estructuras criminales que buscan aprovechar su dinamismo económico y su posición estratégica”, indicó una fuente de seguridad consultada por este medio.
La captura de Ardila y Arévalo es vista como un golpe significativo contra las finanzas del ELN y una señal de alerta para las autoridades locales, que ahora deberán reforzar los mecanismos de prevención del lavado de activos y fortalecer la vigilancia sobre nuevas inversiones y empresas en el departamento.
Cooperación internacional clave
El operativo fue posible gracias a la cooperación entre la Policía Federal Argentina, la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de Colombia (DIJIN) y la Interpol, en una acción que marca un nuevo precedente en la lucha contra las estructuras financieras del ELN en el exterior.



