Por JUAN B. SERRANO / Columna de Opinión
Nos hemos hecho la idea que seremos la despensa del mundo, pues eso es lo que hemos venido escuchando desde niños. Hemos sido criados con ese supuesto, que tiene poco de real si analizamos el inmenso mundo que hay por descubrir, por cultivar y sobre todo el inmenso adelanto en investigación y desarrollo de muchos países del planeta. Seguramente, nos hemos sobrevaluado en un gran sueño mental sobredimensionando nuestras fortalezas y menospreciando las de los otros.
Voy a referirme en este caso al arroz, aunque seguramente podemos hablar de gran cantidad de productos de nuestra valiosa y respetable producción nacional.
Pero creo que es necesario tomar cartas en el asunto, pues no conviene que la frontera agrícola siga creciendo, ya que tenemos una sobreoferta temporal sobre todo en la zona llanos, donde se siembra mayormente arroz secano con aguas lluvias. reconociendo que la agroindustria ha hecho un esfuerzo grande construyendo infraestructura suficiente para lo que estamos produciendo actualmente, prueba superada este año donde la industria absorbió la cosecha en su totalidad haciendo un esfuerzo enorme trabajando continuamente durante muchos días para dar abasto a la gran oferta que hubo este año 2020, inolvidable además.
Pero estamos llegando al tope y es hora de sentarnos a negociar.
Todos los actores de la cadena acompañados con el gobierno nacional y su institucionalidad debemos concertadamente crear las estrategias para que el 2021 no sea un año desastroso por sobreproducción, lo que podría generar una pérdida enorme de precio , llevando seguramente la ruina de muchos agricultores que han encontrado en este cultivo su proyecto de vida, pero que a su vez es también muy seductivo a muchos que hoy en esta pandemia han visto cerradas muchas oportunidades de negocio y han enfocado al arroz como la salvación desconociendo que el impacto de la sobreoferta es muchas veces incalculable y ha dejado heridas que muchas veces nunca sanan, así como dice Zuleta “Aunque están cicatrizadas, por dentro siguen Ardiendo”.
Esto se viene venir, esto se viene hablando ya entre industriales, entre los mismos agricultores y en si es algo obvio que la ley de la oferta y demanda es de las pocas que no se violan en nuestro país.
Hay que reconocer y ser realistas que el desarrollo agrícola de los grandes productores agropecuarios ha sido enorme y hoy en las mismas áreas producen hasta un 30 % más de lo que se producía hace 10 años.
Esto lo han logrado por su extensión agrícola que es realizada de la mano de la academia que maneja recursos suficientes para generar mejoramiento continuo. Sobra decir que durante estos 70 años de violencia, que aún no cesa, hizo que ese distanciamiento fuera enorme en la construcción de una sociedad rural muy competitiva.
Hoy Colombia es un país concentrado al 80 % en las ciudades y miles de agricultores dependemos del consumo y pago digno a nuestra producción.
Por eso somos tan susceptibles los que estamos en el sector primario al tema de la globalización, que es una realidad en la que el país ya está matriculado y si somos honestos debemos solicitar la renegociación de los TLC´s y tratar de manejar un comercio bien administrado defendiendo lo que nos queda de campo legal y esperar que el costo país cada día sea más favorable y nos permita ser más “competitivos”.
Manos a la obra gobierno nacional, local, manos a la obra gremios y todos los agricultores unidos para defender uno de los pocos productos que sobrevive a las importaciones.
