El senador y precandidato presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay, de 39 años, falleció hoy como consecuencia de un atentado perpetrado el pasado 7 de junio, en un mitin político en el occidente de Bogotá. El incidente ha conmocionado al país y revive las heridas aún abiertas de los magnicidios que marcaron la historia colombiana.
El atentado: un acto planeado y brutal
El ataque tuvo lugar en el parque El Golfito, en el barrio Modelia. Según los informes iniciales, un atacante —identificado como un menor de entre 14 y 15 años— se aproximó al lugar en motocicleta, descendió y disparó en repetidas ocasiones contra Uribe Turbay. El senador recibió al menos tres impactos: dos en la cabeza y uno en la pierna, lo que lo dejó en estado crítico
Las imágenes captadas por cámaras de seguridad mostraron una operación coordinada. El joven sicario fue escoltado por al menos cuatro personas más, algunas en motocicletas y un vehículo Chevrolet Spark gris, quienes aparentemente hacían labores de vigilancia y apoyo.
Tras el ataque, el menor fue herido en una pierna en medio de una persecución por parte de escoltas del senador y agentes de la Policía, y capturado en el lugar.
La cobertura médica: una lucha constante por la vida
Tras el atentado, Uribe Turbay fue estabilizado en la Clínica Medicentro en Fontibón y luego trasladado a la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde fue sometido de inmediato a una cirugía neuroquirúrgica y vascular
Su estado de salud fue descrito como crítico y reservado. Aunque inicialmente mostró alguna leve recuperación, el senador sufrió episodios de sangrado intracerebral agudo y edema cerebral, que lo llevaron a nuevas intervenciones quirúrgicas de emergencia
. En julio se habían vislumbrado mejorías, pero posteriormente volvió a deteriorarse su condición
Hoy, luego de permanecer sedado y bajo monitoreo constante, Miguel Uribe Turbay falleció a raíz de complicaciones por el sangrado y edema cerebral
El entorno político y las reacciones nacionales
El atentado generó una ola de conmoción y rechazo. El presidente Gustavo Petro suspendió un viaje previsto a Francia y desde Bogotá expresó su solidaridad; además solicitó a través de su gobierno apoyo internacional para esclarecer el caso
Diversos sectores políticos también alzaron la voz. María José Pizarro, precandidata de Pacto Histórico e hija de un líder político asesinado en 1990, hizo un llamado a la unidad y al fin del discurso de odio El Comercio Perú. Voces como la del expresidente Álvaro Uribe, el procurador, y líderes de partidos exigieron garantías para el proceso electoral y seguridad para los actores políticos
Investigación en marcha: rutas y autores intelectuales
Las autoridades han avanzado en las pesquisas contra los responsables. El propio sicarito y otros cuatro sospechosos han sido detenidos. Uno de los capturados es Carlos Eduardo Mora González, señalado como cómplice, y a inicios de junio se judicializó también a Katerine Andrea Martínez, alias “Gabriela”
En julio fue arrestado Elder José Arteaga Hernández, alias “El Costeño”, quien sería el cerebro del atentado. Arteaga tenía antecedentes criminales de más de 20 años y era buscado por Interpol; las autoridades consideran que coordinó toda la operación, incluyendo la entrega del arma y el reclutamiento del menor
La Fiscalía también investiga posibles vínculos con grupos armados ilegales, especialmente la disidencia de las FARC conocida como Segunda Marquetalia. Se apunta hacia figuras como Iván Márquez o un sujeto apodado “el Zarco Aldinever” como posibles autores intelectuales, aunque sus roles aún no han sido confirmados
Un país frente a su historia: miedo, polarización y desafíos democráticos
La violencia política vuelve a golpear a Colombia. El uso descarado de un menor para atentar contra un aspirante presidencial revive episodios oscuros como los asesinatos de Luis Carlos Galán o Carlos Pizarro
Un artículo de opinión reciente advierte que este tipo de atentados van más allá de la criminalidad común: son ataques directos a la estabilidad institucional y al derecho democrático de competir y expresarse políticamente
El legado de Miguel Uribe Turbay
Miguel Uribe Turbay era hijo de la periodista Diana Turbay, quien fue asesinada en 1991 durante un rescate fallido por el Cartel de Medellín. Nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala, se formó como abogado y político; fue concejal de Bogotá, secretario de Gobierno y senador desde 2022. En 2025 era precandidato presidencial del Partido Centro Democrático para los comicios de 2026
Su asesinato interrumpe una carrera política prometedora y deja un vacío en el escenario electoral. Hasta el momento, deja atrás una esposa, tres hijastras y un hijo de cuatro años
La muerte de Miguel Uribe Turbay es un episodio doloroso y simbólico. Demuestra que la violencia política, aunque debilitada en realidad, continúa siendo un riesgo latente que golpea la democracia colombiana. El país enfrenta un reto de gobernabilidad, reconciliación y garantía de derechos. Solo una investigación exhaustiva, con justicia y sin impunidad, puede evitar que este episodio sea otro punto de quiebre en su historia política.