El trabajo de liberación inició hace 40 días cuando se les realizó la toma de muestras de sangre para obtener el ADN de los animales, identificarlos y pesarlos para finalmente transportarlos por tierra, aire y río desde el parque Wisirare, ubicado en Orocué, Casanare hasta el parque Nacional El Tuparro en Vichada a 307 kilómetros en línea recta del lugar donde nacieron.
Para esto, se realizó una travesía que fue coordinada por la Fuerza Aérea Colombiana e inició desde el Grupo Aéreo del Casanare en Yopal, la cual tardó siete horas desde que los caimanes fueron recogidos en Orocué en una aeronave C-208 Caravan hasta el Grupo Aéreo del Oriente en Marandúa, Vichada, tras dos horas de vuelo.
Aterrizados en este lugar, un camión esperó por los reptiles, criados en cautiverio para garantizar su vida, ya que después de la caza indiscriminada que sufrieron en el siglo pasado, no han podido recuperarse. El vehículo los transportó por cerca de 30 minutos hasta la cuesta del río Tomo, para así emprender la navegación en una lancha durante casi tres horas, hasta la laguna Caimán, como fue bautizada hace unos años, cuando decidieron adecuar este lugar para crear un nuevo hábitat para esta especie endémica de la región.
Esta actividad fue un renacer para estos animales y una gran experiencia para el personal de la Fuerza Aérea, la Armada y las entidades participantes en el proyecto de conservación, ya que le entregaron a la naturaleza lo que en algún momento el ser humano le quitó.