Una extraña movilización de un lote de ganado (cuya procedencia investigarán la Policía, la DIAN y la POLFA debido a la negativa de dos fiscales de asumir el caso) trató de ocultarse sometiendo a 94 vacunos a un salvaje procedimiento de remarcación de hierros que les ha dejado profundas laceraciones y heridas.
La historia se remonta al 5 de mayo, cuando una patrulla militar que realizaba operativos de registro y control en la vía Paz de Ariporo – Montañas del Totumo, fue alertada por una fuente humana sobre la presencia de un número considerable de semovientes de dudosa procedencia y sin documentos de propiedad y menos para su movilización y mercado.
El seguimiento de los soldados, los llevó hasta el predio “Las Guaras”, vereda Brito Alto, a escasos 10 kilómetros de Paz de Ariporo, donde junto a la Policía del municipio se procede a la revisión e incautación de 94 semovientes.
Los animales que oscilan entre los 18 meses y dos años y medio, estaban distribuidos por lotes, y al parecer fueron arreados por largos trayectos hasta el sitio.
Ante la indagación de las autoridades, se presentó como propietario del ganado el ciudadano Luis Ángel Rodríguez Ruiz, natural de Tauramena y con domicilio en Maní, quien manifestó que el ganado provenía de Cravo Norte (Arauca), que lo había comprado en la vereda Corralito (de Hato Corozal, Casanare), en $128 millones de los cuales había pagado en efectivo $75 millones, restándole un saldo de $53 millones que pagaría contra entrega del bono de venta.
Sin embargo, Rodríguez Ruiz inicialmente aseguró que sólo tenía 30 animales buscando engañar a la patrulla de militares y policías, no contando con que por la pericia de los soldados profesionales (en su mayoría nativos de la región) se descubrió que en realidad se trataba de 94 semovientes: 89 machos y cinco hembras.
Durante el procedimiento, el ganadero no aportó documento para acreditar la propiedad que alegaba, como tampoco pudo demostrar la guía sanitaria de movilización.
Eso sí, fue dolorosamente llamativo para soldados y policías, el severo maltrato a los animales que en algunos casos presentan llagas en carne viva y profundas quemaduras en su cuero, producto de la imposición de un enorme hierro (con la figura de “doble-piña”) tratando de ocultar los hierros originales que son ilegibles.
“Es una práctica común y muy vieja en el llano para ocultar la procedencia de los animales, en una modalidad de abigeo conocida como ‘cachilapeo’, en este caso combinada con ‘arreo’ porque los animales no fueron transportados en vehículos por largos tramos”, dijo una fuente cercana a la investigación.
Eso consiste en colocar otro hierro encima del ya existente con el fin de desfigurarlo y darle apariencia de un nuevo, dicho hierro por lo general lo intentan dibujar en los formatos de bono de venta induciendo a las autoridades al error para lograr su cometido de movilizar los semovientes y finalmente ser comercializado.
En las imágenes se observa cómo, al imponer el hierro que simula dos piñas, en algunos semovientes no se logró cubrir al 100% el hierro original y en otros se ve la crueldad de esa práctica donde los semovientes tienen al descubierto su piel, literalmente “en carne viva”.
Posteriormente, y con papelerías de dudosa autenticidad, quien alega la propiedad de los semovientes, trató de demostrar dicha legalidad.
FISCALÍA INOPERANTE
Luego de la incautación, los semovientes fueron trasladados hasta el coso municipal de Paz de Ariporo, donde se individualizaron y fotografiaron, levantando una ficha con el informe detallado de sus características marcarias y fenotípicas, con la intención de dejarlos a disposición de la autoridad competente.
Sin embargo, EL NUEVO ORIENTE estableció que la Fiscalía 12 local de Paz de Ariporo (en turno para actos urgentes al momento de los hechos) no quiso recibir los semovientes alegando que no tenía ningún elemento probatorio para deducir que se trataba de un contrabando de ganado.
Por su parte, en el otro despacho de Fiscalía (la 19 Seccional de Paz de Ariporo) tampoco se asumió la investigación, alegando que para recibirlo por abigeato se requería una denuncia penal, la cual no existía.
Ni siquiera, por la posibilidad de un punible de maltrato animal, a pesar de la clara y salvaje adulteración en sus marcas, lo cual es un indicio contundente sobre la conducta delictiva que se presenta con el ganado, se dignaron dichos despachos a acometer su labor investigativa.
Esto demuestra así la poca colaboración armónica que debe existir entre autoridades.
Extraoficialmente, la pesquisa informativa de EL NUEVO ORIENTE, permitió establecer que el “chicharrón investigativo” para esclarecer este caso, continuaría este 10 de mayo (si las condiciones de orden público lo permiten).
En este caso, el procedimiento será asumido por una comisión conjunta en manos de la Policía Fiscal y Aduanera (POLFA), en conjunto con la DIAN y el ICA que se encargarán de disponer del ganado conforme a sus funciones legales.
Los animales, por ahora, están bajo custodia del coso municipal, recibiendo alimentación y cuidados por cuenta de la Alcaldía de Paz de Ariporo.