POR: HERNAN FAJARDO BECERRA
MIEMBRO DE LA ACADEMIA CASANAREÑA DE HISTORIA
Los yopaleños no siempre guardan memoria de la magnitud de los cambios que con el paso del tiempo ha
experimentado el municipio.
Por supuesto la velocidad del cambio no da tregua para detenerse cuando
la realidad termina imponiéndose frente a la impalpable presencia del pasado.
Significa que Yopal, como pueblo, lleva trecho de cuatro a cinco décadas acomodándose en la
modernidad, proceso que se puede entender, al revisar y estudiar las más importantes transformaciones
socio-espaciales, políticas y culturales, así como las circunstancias que la provocaron.
Para la década de los setenta la ciudad era como un refugio, todos nos conocíamos, todos sabíamos la
historia y el linaje de los prójimos.
El inmigrante aparecía como un ser excepcional levemente extraviado;
por el imperio de la llamada ley del progreso, hábitos y costumbres de la ciudad han cambiado tanto como
su aspecto físico.
Sin duda alguna, los fenómenos sociales más importantes en la historia de finales del siglo XX e inicios del
presente siglo en nuestra ciudad, han sido el intenso proceso de urbanización y la velocidad del
crecimiento de la población, las causas y los efectos de tan vertiginosas modificaciones se deben estudiar
a la luz de las transformaciones sociales y económicas y de los cambios que la industria del petróleo y la
modernización han introducido en la región.
También, hoy, la ciudad capital continúa siendo explorada-
aún más, redefinida- en parte como resultado de su creciente primacía socio-espacial, pero también como
consecuencia de la dramática transformación del espacio y la vida urbana ocurrida durante los años del
descubrimiento, exploración y explotación del “oro negro”, el petróleo.
Una reflexión sobre Yopal debe considerar como referentes principales, su constitución como un hecho
histórico, y su desarrollo, como hábitat social y político.
Una exploración orientada a identificar el sentido y la magnitud del cambio de nuestra capital tan moderna, se encuentra en una guía firme en los elementos que conforman la ciudad como unidad básica del mundo contemporáneo y que al tiempo
la transforman: su identidad su “memoria” y sus “acuerdos” políticos, sociales y económicos que
históricamente la han modelado.
También, al considerar a la ciudad un espacio cultural, se le está reconociendo como lugar de
coincidencia de múltiples y diversas identidades que se expresan en un caleidoscopio de imágenes físicas
pasadas, presentes y futuras.
Es, por todo, un lugar de encuentro plural del hombre que habita con su obra, que es la que finalmente le otorga sus condiciones y su carácter.
Apelar a la memoria de la ciudad es acudir no sólo a la presencia del pasado en lo que tiene que ver con
la constitución de aquellas identidades, sino también a la conciencia de lo colectivo en la búsqueda y
construcción de un espacio habitable y culturalmente significativo.
La construcción de la ciudad se debe entender como la construcción dinámica de tejido social a través de
los diferentes agentes que actúan y superponen en la ciudad, siendo estos la expresión y el reflejo de las
dinámicas sociales, políticas, económicas, ideológicas y culturales que en ella se desenvuelven.
La ciudad así considerada es entonces un escenario vivo cambiante, pero también dramático en cuanto a las
tensiones generadas por sus actores-gestores: el estado, la comunidad y lo privado.
Entonces a partir de la aparición del “oro negro” se aceleró el proceso de migración hacia la ciudad y creó
una situación incontrolable en la ciudad. Los barrios de invasión se fomentaron alrededor de la cuidad
conformando conjuntos de viviendas precarias y sin servicios públicos.
El proceso constante de migración acabó por convertir la ciudad en un conjunto de zonas urbanas poco
comunicadas entre sí o con escasos contactos.
Las instituciones oficiales iniciaron también la producción de conjuntos de vivienda para la clase “menos
favorecida”, en la periferia en los que surgieron barrios como: 20 de Julio, Confaboy, el Triunfo,
Confacasanare, Luis María Jiménez, Covisedca, etc.,
Después del descubrimiento del “oro negro”, se dio una fuerte ofensiva migratoria, el trabajador del llano
abandona el hato y se viene a la capital, Yopal se convierte para el resto del país como un lugar referente
de trabajo, las compañías petroleras ofrecen puestos de trabajo, el famoso contrato “de 28 días” una
verdadera oferta de trabajo.
Como consecuencia de esto se empezaron a consolidar esos grupos sociales
imprecisos, ajenos a las estructuras tradicionales, que recibieron el nombre de malleros.
Su presencia cambió las formas de vida, la fisonomía de del hábitat y las formas de pensar.
Esta transformación del
ambiente urbano acompañado de la carencia de normas, pese a algunos intentos por superarla,
caracterizaría a la ciudad de ahí en adelante.
Las migraciones del campo a la ciudad, la explosión
demográfica y la industrialización de la exploración y explotación del petróleo en la región produjo el
denominado despegue urbano.
La urgencia de la planificación:
Desde finales del siglo XX y principios del XXI, fue notoria la preocupación
por la planificación urbana.
La situación desorganizada de la ciudad y a la necesidad de orientar su
crecimiento obligo a poner en marcha los planes de ordenamiento territorial.
La construcción sin planeación y la más alta deficiencia de los servicios públicos se hizo incontrolable.
Era el resultado del impacto urbano de la fuerza migratoria que ya no se detendría aún al finalizar la
explotación petrolera.
Su capacidad de recibir pobladores que se desplazaban hacia Yopal, que provenían de los diferentes
rincones del país. La migración se constituyó en su más grave problema, que se reflejó en la necesidad
cada vez más creciente de reorganizar la ciudad y albergar en ella enormes cantidades de habitantes
desplazados por los factores de violencia y atraídos por las expectativas laborales del proceso petrolero.
En Yopal se crearon dos tipos de asentamientos donde tuvo lugar la construcción popular: los barrios de
invasión y las urbanizaciones piratas
Un sistema social así de provinciano, tenía que saltar en pedazos golpeado por el proceso económico.
Cuando aparecieron por el aire los primeros edificios de varios pisos (el hotel Reyes patria, la caja popular
cooperativa (…), empezó a derrumbarse el antiguo poblado. La presencia de esos primeros edificios
atestiguaba el fin de una época, la quiebra de una tradición, el finiquito otorgado a un método de vida
lento pero parsimonioso y, además, moldeado por el orden moral, hasta entonces de un patrón
tradicional.
En Yopal, como en toda ciudad, coexisten acciones físicas correspondientes a diferentes momentos
históricos construidos por diversos agentes o actores sociales. Es esta también una perspectiva de la
manera como se hace posible que determinada ideología social o política se traduzca en conceptos y
proyectos de cuidad.
Los barrios son sin duda el elemento básico de la formación de la ciudad actual, y también el origen
principal de los grandes problemas que ahora confronta Yopal, los barrios aparecieron sin obedecer
cánones urbanos, como núcleos desarticulados, porque las urbanizadores no tenían otro objetivo que la
satisfacción de su propio interés económico, con lo que causaron los más serios inconvenientes sociales
y económicos.
Si el municipio hubiera contado desde entonces con una pauta para su desarrollo futuro,
habría evitado su crecimiento desordenado, habría ahorrado los tropiezos que hoy contempla.
De hecho, cuando las necesidades de una ciudad cambian por el desmesurado crecimiento de la
población, es comprensible que se altere en forma simultánea su organización económica, política y social.
De otra parte, una compleja trama de factores como necesidades de vivienda por incesantes flujos de
migratorios, dificultades en el empleo y los ingresos, elevados costos de la tierra disponible y de la vivienda
edificada, debilitamiento de la actuación pública, carencia de una planeación adecuada, entre otras,
explicaran la profundización, persistencia e importancia de la llamada ciudad informal, que caracterizó a
los finales del siglo XX.
Factores que también provocaron un progresivo deterioro y desorden de la ciudad,
el encarecimiento de los servicios urbanos básicos y, en consecuencia, el desmejoramiento general de la
calidad de vida y el aumento considerable de los niveles de pobreza, en que se encuentra un gran
conglomerado de la ciudad.
LA OTRA CARA DE LA CUMPLEAÑERA
“La Cuidad Capital Mundial del llanero”, “es el corazón palpitante y alegre de Casanare”, la puerta de
entrada para conocer el inmenso llano casanareño, que tiene las puertas abiertas a todos los que la
quieran visitar, y puedan degustar esta hermosa tierra con su paisaje ideal para el turismo de aventura,
safaris y excursiones, la tierra del parrando y donde se saborea la famosa “mamona”.
Sus festividades: el Torneo Internacional de Contrapunteo y Voz Recia: “Cimarrón de Oro”, sus Ferias y
Fiestas, su Feria Agro Industrial, el Torneo de Coleo Copa América y muy reciente las festividades de
“Casanare Palpita”.
Sus museos: Museo Centro Histórico del Oriente, el Museo 8 de Julio, parque temático Historia de Piedra.
Sus parques: Santander, la Estancia, el Resurgimiento, el Pasaje Ramón Nonato Pérez, en ellos se
desarrollan grandes actividades culturales.
El deporte: los coliseos: Mauricio Naranjo, 20 de julio, centros de grandes torneos de baloncesto y fútbol
de salón.
El estadio Santiago de las Atalayas, campeonatos de fútbol, como el reciente del futbol profesional de la
Liga Femenina de Colombia.
¡LA CARA AMABLE DE ESTA CUMPLEAÑERA!
¡FELIZ CUMPLEÑOS YOPAL!