La socavación implacable de ríos como el Pauto, la Curama o el Pore, han despojado ya a ocho familias de sus casas…
Uno de los últimos hechos ocurrió en el sector El Garzón, de la vereda La Plata de Pore, norte de Casanare, donde las crecientes invernales contribuyen al deslave de las orillas de los ríos que van arrastrando todo a su paso.
Es el caso de la afectación y colapso de la vivienda del señor Honorato Silva, debido a la socavación lateral de la margen derecha, esta problemática se presenta debido al trasvase de caudal del río Pauto hacia la Curama, la cual no tiene la capacidad hidráulica suficiente para conducir las aguas.
Félix Inocencio, comandante del cuerpo de Bomberos dijo que ya son ocho las casas afectadas por la pérdida del terreno que no solo contribuye a que los predios vean cómo se reducen las áreas de sus fincas sino que se pierden áreas de pastoreo de ganado o de siembra de los conucos que alimentan a decenas de humildes familias.
«Llevamos ocho casos…», dijo el líder del cuerpo de rescate.
La acción de los ríos no es repentina, pero es irreversible.
«Pensar en construir jarillones y obras de protección es imposible a lo largo de la ribera de un río que puede tener centenares de kilómetros de longitud, los manejos se tienen qué hacer desde las cabeceras y lo que siempre se recomienda es que la gente mantenga la cobertura vegetal en las riberas de los ríos para que ellos mantengan un cauce», dicen expertos hidrólogos.
En Pore, por ejemplo, en los últimos meses concluyó una obra de más de 21 mil millones de pesos para proteger de inundaciones una amplia zona rural, destinados por la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastres… pero por más que se invierta, nunca alcanzará para cada centímetro de río.