Una nueva crisis sanitaria, con peligro de epidemias por la proliferación de zancudos y mosquitos, y la incomodidad diaria de olores nauseabundos, enfrentan residentes de la ciudadela La Bendición cuyas calles se han convertido en un gigantesco y continuo vertedero de aguas residuales a cielo abierto.
Ciudadanos que este fin de semana testificaron el hecho, denunciaron mediante vídeos y fotografías, el descole desde inmediaciones del barrio Ciudad Berlín, de aguas que sin ningún tratamiento sanitario desbordan la red de alcantarillado y hacen cauce al aire libre por calles de La Bendición, hasta la parte final del sitio, varios kilómetros más abajo del lugar de las filtraciones.
«Mire esta situación de contaminación ambiental de parte de las ‘aguas negras’ que arrojan del barrio Ciudad Berlín: todas las aguas servidas van camino abajo y desembocan en una laguna pequeña que hay donde termina la Bendición», dice el testigo, amparando su afirmación en fotos donde se ven las aguas correr por las vías destapadas de dicho barrio.
Según el testigo, «ese derrame de aguas servidas está desde ayer a las 5 p.m. aproximadamente y esta es la hora y sigue saliendo ‘a presión’, corriendo como si fuera una quebrada de agua limpia… lo insoportable es el olor y la cantidad que sale…y eso es repetidamente que pasa, dura a veces hasta tres días y no hay nadie que venga a solucionar eso rápidamente».
Los olores nauseabundos, el riesgo sanitario y la incomodidad para las comunidades, se repite calle tras calle, por donde las aguas discurren sin que tanta promesa de solución a problemas de este tipo se haya hecho efectiva, desde la creación ilegal de La Bendición, por parte de su fundador, el polémico exmandatario y ubanizador pirata, J.J. Torres.
Actualmente, y luego de un tortuoso proceso jurídico donde el gobierno nacional a través de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) tomó control de varios bienes de Torres, luego de su destitución como Alcalde de Yopal y de demostrarse la ilegalidad de sus actuaciones urbanísticas en este caso, se ha prometido una fórmula de solución para legalizar el asentamiento que actualmente alberga a un estimado de más de 6.500 familias, con una población estimada en 25 a 27 mil habitantes.
«Aquí los servicios públicos y las soluciones no llegan… solo escuchamos promesas, anuncio de actas de compromiso, de reuniones de funcionarios pero vea: la realidad es lo que, por ejemplo, vivimos este fin de semana: una comunidad sin seguridad, con malos servicios públicos y prácticamente en medio del abandono», dijo don Rigoberto Mejía, un hombre que pasaba en bicicleta por en medio de los charcos de agua picha y que vive desde hace varios años en la Bendición.
