Como un acto de persecución política después de la favorabilidad que despertó el anuncio del nombramiento de la ex concejal, Laura Barrera, como Secretaria de Gobierno municipal, atribuyen analistas la actitud de los concejales Cristóbal Torres y Jhon Jairo Peinado, quienes tomaron la decisión de no permitir dicha participación en el nuevo gobierno del alcalde, Marco Tulio Ruiz.
El argumento usado por los concejales es que de acuerdo con la Ley 1909 de 2008 no puede ocupar ningún cargo de autoridad política, civil y administrativa quien fuere miembro de alguna colectividad política que se declare en oposición o independencia ante el gobierno.
De dicha herramienta se valieron los concejales liberales pese a su conducta durante los tiempos de campaña y a ser integrantes del grupo mayoritario dentro de la corporación del Concejo Municipal electo.
Para algunos analistas, queda claro que fue una “jugada política”, no solo para sacar del camino a Barrera del gobierno municipal, sino de carambola comprometer su permanencia del partido liberal, teniendo en cuenta que la ex concejal siempre ha tenido una posición minoritaria en la colectividad roja, ante casas políticas liberales tradicionales como la del exalcalde “Celemin” quien dispuso que Cristóbal Torres fuere presidente municipal y, últimamente, la corriente que lidera el representante a la Cámara, Hugo Archila, en las cuales la exconcejal nunca ha sido de buen recibo.
Así las cosas, pusieron en aprietos al Alcalde para entregar (de manera ligera y sin un previo estudio del perfil y hoja de vida), las riendas de tan importante cartera, dejando entrever que en este primer pulso político le ganó el Concejo Municipal. Dicho nombramiento, no resistió le revisión documental y terminó con una opción C frente a dicho cargo.
Marco Tulio prefirió evitar contratiempos desde el primer día de gobierno con el Concejo y aceptar de manera tácita y sin mayor inconformidad esta jugada de la corporación.