Tres funcionarios de Corporinoquia, la autoridad ambiental de la región, fueron interceptados por hombres armados mientras regresaban de una jornada de reforestación. El hecho, tan grave como silencioso, apenas ha tenido eco en la opinión pública, pese a que plantea profundas alertas sobre la seguridad de quienes protegen el medio ambiente en zonas de alta conflictividad.
🌱 Un camino verde, truncado por el miedo
La jornada había comenzado como una celebración: en el sector de Caño Guayabo, municipio de Tame, los funcionarios de Corporinoquia participaban en una actividad de plantación de árboles, con motivo de los 30 años de la entidad. La tarea cumplía su objetivo institucional de promover la restauración ecológica, un gesto de esperanza en un territorio golpeado por décadas de violencia.
Pero esa esperanza fue atravesada por el miedo.
A las 12:55 p.m., cuando el vehículo institucional transitaba por la vía de regreso hacia Arauca, debió disminuir la velocidad por trabajos de mantenimiento. Fue entonces cuando dos camionetas blancas tipo platón —como las que suelen asociarse a operativos de control territorial no oficiales— cerraron el paso del automotor. Una se interpuso de frente; la otra, por detrás.
De los vehículos descendieron al menos ocho hombres fuertemente armados, portando fusiles y pistolas. Con gritos y amenazas, ordenaron a los ocupantes:
“📵 Apaguen los celulares.”
“🙋♂️ ¡Manos arriba y bájense con las camisas levantadas!”
“🤐 ¡Silencio!”
🛑 Retenidos, pero no robados
Los funcionarios se identificaron como empleados de Corporinoquia, explicando que regresaban de una jornada ambiental. Sin embargo, la aclaración no fue suficiente para detener el procedimiento de los armados. Fueron retenidos e intimidados durante varios minutos. El vehículo fue requisado, pero no se reportó hurto ni daño. Finalmente, los hombres se retiraron, permitiendo que los funcionarios continuaran su trayecto.
Aunque salieron ilesos físicamente, la carga emocional del suceso fue profunda. Como bien lo expresó un miembro del sindicato CITRA Ambiente Subdirectiva Yopal, “no se puede proteger la naturaleza con un fusil apuntando al pecho”.
🧾 Corporinoquia lamenta y exige respeto
A través de un comunicado oficial, la Dirección General de Corporinoquia lamentó profundamente los hechos, que calificó como «desafortunados en el ejercicio de las actividades que como autoridad ambiental desarrollamos en toda la jurisdicción».
La directora, Diana Carolina Mariño Mondragón, hizo un llamado al respeto por la misión institucional de la entidad:
> “Hacemos un llamado a conservar la calma, a seguir desarrollando el ejercicio técnico y legal que nos compete y, a los distintos actores armados, a respetar las labores ambientales que se desarrollan en el territorio por el bienestar común.”
Además, la corporación confirmó que el caso fue puesto en conocimiento de las autoridades competentes y reiteró que sus funcionarios solo cumplen con su deber legal de proteger los recursos naturales, a través de acciones como visitas técnicas, atención de quejas ambientales y procesos de reforestación.
🔇 El grito que no se escuchó
A pesar de la gravedad de los hechos, el incidente ha tenido escasa difusión pública. Como si el miedo también silenciara las teclas de los computadores y las redacciones.
Este silencio es preocupante. La defensa del medio ambiente no debe convertirse en una labor de alto riesgo, ni en una causa que se paga con intimidación. La historia de lo que ocurrió en Puerto Jordán no puede ser solo un episodio aislado que se desvanezca en el aire caliente de los Llanos.
Debe ser un punto de inflexión para garantizar que quienes cuidan la vida no tengan que temer por la suya. Porque sembrar un árbol no debería requerir chaleco antibalas. Y porque el territorio que se protege con convicción no puede seguir siendo custodiado por el miedo.
