El susto de su vida se llevaron oficinistas de la sede de una empresa petrolera en Neiva, al descubrir en el falso techo de su sitio de trabajo, a un enorme güío que reposaba en el cielo-raso, mientras le hacía la digestión a un gato.
La presencia del animal fue advertida por quienes escucharon algunos ruidos y llamaron a trabajadores para indagar lo que ocurría, topándose con la sorpresa de que se trataba del gigantesco reptil.
Luego de la recuperación del animal, que fue entregado a la Corporación Autónoma Ambiental de la zona para su protección, todo volvió a la normalidad.