Por: HERNAN ANTONIO FAJARDO BECERRA
Miembro fundador del Centro de Historia de Casanare, coautor de la Revista “Caribabare” Nº 5 dedicada a los 50 años de Yopal, y del libro de lujo “Yopal 60 Años”.
La violencia partidista en Casanare de los años cincuenta dejó una inmensidad de damnificados: ni los hijos, ni los nietos de las victimas conocen el fenómeno. Apenas si recuerdan que, a su padre a su hermano, a su tío o a su abuelo lo mataron por política. Afortunadamente se pactó la paz y entrega de armas en Monterrey, lo que se convirtió en el primer proceso de esta índole en nuestro país.
El abandono de esta región por parte de Boyacá, obligó a los pobladores a independizarse, logrando su emancipación y convirtiéndose Yopal en la Capital de la Intendencia, entrando a formar los famosos Territorios Nacionales: nombre con el cual se conocieron aquellas regiones abandonadas por el Gobierno Central; regiones carentes de los mínimos servicios públicos como agua potable, fluido eléctrico, alcantarillado, vías de comunicación, entre otras carencias y donde prosperaron las grandes injusticias, excesivas diferencias sociales, hambre, mortalidad infantil, analfabetismo, incluso los recursos eran manejados desde Bogotá por DAINCO, es decir se carecía de autonomía.
El panorama fue desalentador. Con la Constitución del 91 la condición de Intendencia permitió que Casanare fuera Departamento y su Capital Yopal.
Por las expectativas del petróleo desde hace varias décadas la mirada del país ha estado sobre el departamento de CASNARE, y en especial su capital, aparecemos ante la opinión del país, gracias a la propaganda de los medios de comunicación, donde nos presentaron como inmensamente ricos, que no sabemos hacer con tanto dinero, que todo lo tenemos y que no queremos participar a nuestros compatriotas del caudal que nos sobra.
Errada creencia de la mayoría de los habitantes de los demás territorios, la verdad es que éramos una región olvidada históricamente por los gobiernos centrales. Después de muchos años de abandono todos se disputan nuestra riqueza, el petróleo fue el eje que cambio los destinos del llano casanareño y en especial de su capital.
La suerte de una región que como la nuestra resume mucho de los males de la sociedad colombiana: violencia, guerrilla, altas migraciones y atraso, males que se acrecentaron con la bonanza petrolera. El conflicto social que se desprende de la explotación petrolera, donde Yopal es receptora de miles de personas provenientes de distintas regiones del país atraídos por el espejismo de esta riqueza pasan a formar los cinturones de miseria. A raíz de lo anterior los grupos al margen de la ley aumentaros sus combatientes acrecentando el conflicto armado.
La corrupción política administrativa, y las jugosas regalías que deja el petróleo por su explotación, que son millonarias, han ido a parar a las arcas de los gobernantes corruptos (gobernadores, alcaldes, parlamentarios, algunos se encuentran en la cárcel), los sediciosos y corruptos, que tienen a esta región como abanderada en la corrupción.
Hoy nuestra capital en su cumpleaños se enfrenta a la pandemia del COVID 19; la enfermedad forma parte de la historia de la humanidad, convirtiéndose en una amenaza para la población, en ocasiones transforman las sociedades en las que aparecen y, muy posiblemente, influyen decisivamente en el curso de la historia. Hoy tenemos un conflicto social: muertes, pérdida de puestos de trabajo, destrucción de la economía y aumentando de pobreza. Tenemos Fe, que después de la pandemia con nuestro potencial turístico: de naturaleza, aventura, folclórico, podemos sustituir la era pospetrolera.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS YOPAL!
