Casanare: Ecos de la verdad que emergen de la tierra

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Por fin, después de años de silencio, la tierra habló.

No con palabras, sino con restos. Con fragmentos de cuerpos que, durante casi dos décadas, permanecieron sepultados en el olvido, bajo el manto de una guerra que disfrazó crímenes como victorias. En Casanare, la verdad comienza a asomar entre el polvo y las lágrimas.

Durante tres días, del 18 al 20 de septiembre, el auditorio de la Cámara de Comercio de Yopal se convirtió en el escenario de una verdad largamente esperada. Veinticuatro comparecientes —entre ellos, 21 militares retirados, un exfuncionario del DAS y dos civiles— narraron, uno a uno, los hechos que durante años negaron o callaron: jóvenes inocentes asesinados y presentados como guerrilleros muertos en combate.

El evento fue convocado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), dentro del Caso 03, que investiga ejecuciones extrajudiciales cometidas por agentes del Estado en el contexto del conflicto armado. Allí, en presencia de más de 100 familiares de víctimas, los comparecientes relataron cómo fueron seleccionadas, engañadas y asesinadas personas que nunca empuñaron un arma.

Yohana Torres, de voz firme pero mirada herida, recordó que tenía apenas 13 años cuando le informaron que su padre había sido asesinado. “Nos dijeron que era un delincuente, un subversivo. Pero yo sabía que eso no era cierto”, expresó frente a los autores del crimen. Como ella, muchos hijos crecieron con la ausencia injusta de un padre, cargando el estigma de la mentira oficial.

El auditorio, colmado por madres, hijos, hermanos y esposas de las víctimas, se convirtió en un espacio de duelo colectivo, pero también de justicia restaurativa. Lágrimas corrieron por rostros jóvenes y envejecidos, a la par de los relatos de quienes ejecutaron los crímenes y ahora, ante la justicia transicional, buscan redención.

Gracias a esas confesiones, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas logró recuperar los restos de al menos dos víctimas, hasta ahora enterradas como NN. La verdad, literalmente, emergió de la tierra. Con ella, llegó un primer alivio para familias que durante años vivieron entre la incertidumbre, la sospecha y el dolor.

No se trató de un acto simbólico, sino de un punto de inflexión en la historia de Casanare. Las confesiones permitieron reconstruir los perfiles de más de 300 víctimas que fueron presentadas como bajas legítimas en operaciones militares. Nombres que ahora serán dignificados.

En los próximos meses, la JEP publicará una resolución de conclusiones. No será una simple lista de culpables o sentencias: será una hoja de ruta para la reparación y reconciliación, que incluirá sanciones restaurativas y medidas para la no repetición.

Pero la verdadera transformación ya comenzó. Yopal fue testigo de cómo el silencio dejó de ser cómplice. De cómo, en medio del dolor, florece la esperanza. Porque cuando la verdad se dice de frente, con el corazón roto pero el alma en pie, no hay mentira que resista.

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