José Jorge Garzón, es una víctima del despojo paramilitar del municipio de El Dorado, quien recuperó su predio gracias a la Unidad de Restitución de Tierras y luego se benefició con el proyecto productivo de cría de ganado doble propósito que, en medio del aislamiento producido por la emergencia sanitaria, lo convirtió en productor y comercializador de leche.
La Unidad entregó al campesino y a su familia, siete vacas que ya dieron sus primeras crías y con lo que comenzó la producción de 1.500 litros de leche al mes. Los Garzón lograron un acuerdo con la empresa Colanta que les garantizó la compra de la totalidad de la producción actual y además la Unidad les gestionó un contrato de comercialización con la distribuidora Lácteos San Gerónimo.
El beneficiario de restitución heredó de su padre el predio “El Merey” de 40 hectáreas ubicado en la vereda Mesetas del municipio de El Dorado. En el año 2001, alias “Julián” obligó a Garzón a vender parte de la finca y a desplazarse a otro lugar. En ese momento los paramilitares le ofrecieron $18 millones por su finca, pero finalmente le entregaron $14 millones, porque le notificaron que debía entregar $4 millones por derecho de guerra a alias “Don Mario” jefe de las Autodefensas en la zona.
El director de la Unidad de Restitución de Tierras en Meta, Wilson Leyton, indicó que “nos llena de satisfacción el hecho de ayudar a esta familia a recuperar su tierra, pero más aún de saber que ellos se convirtieron en emprendedores del campo, al poner en marcha su proyecto productivo de cría de ganado doble propósito”.
Leyton agregó que la Unidad de Restitución de Tierras le asignó a José Jorge Garzón y a su familia, $33 millones que se destinaron para la compra de siete vacas doble propósito, al mantenimiento e instalación de cercas, compra de insumos, construcción de un corral y una bodega; y a la adecuación de un establo para realizar las labores de ordeño.
“La política de restitución de tierras es integral, va más allá de lograr que la víctima regrese a tierra, es la posibilidad de garantizarle una vida productiva”, concluyó el Director Territorial, evidenciando así que la genuina reparación radica en que la política de restitución de tierras permite la sostenibilidad del retorno a la tierra a través de la generación de una vida productiva para los campesinos.