Aprendiz de la Regional Casanare supera la adversidad y transforma su vida a través de la música

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La vida de William Guerrero dio un giro inesperado tras un accidente de tránsito que le provocó la pérdida total de la visión. Sin embargo, en medio de la adversidad, encontró en la música un nuevo propósito y el impulso para reconstruir su camino.

Por años, William se desempeñó como operador de plantas de rebombeo en la industria petrolera, una labor que realizaba con dedicación. Pero tras el accidente, su independencia se vio afectada y el proceso de adaptación no fue fácil. Enfrentó el desafío con valentía y encontró en las melodías el refugio que necesitaba para sanar. «Gracias a la música me he recuperado muchísimo del golpe psicológico y del trauma que trae adquirir una discapacidad», comenta William.

El acompañamiento del SENA ha sido fundamental en este proceso. En la subsede de Monterrey, William se capacita en el programa Técnico en Interpretación de Instrumentos Musicales, donde ha perfeccionado su talento y ampliado sus conocimientos en instrumentos como el piano, violín, clarinete, guitarra y bandola. «Gracias al SENA y a la inclusión, tuve la oportunidad de formarme en mi propio pueblo», destaca.

Cada clase representa un reto superado y una muestra de que el talento no conoce límites. «Tuve la posibilidad de tener ayuda psicológica al principio, pero lo más importante es Dios y poner de parte de uno. Dije: no puedo dejar que todo termine aquí, debo continuar», expresa con determinación.

Hoy, William no solo interpreta la bandola con maestría, sino que ha convertido la música en su motor de vida. Con cada acorde reafirma que la adversidad no define a las personas, sino la manera en que deciden enfrentarla. Su historia es inspiración y ejemplo de superación para muchos.

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