El IDEAM confirmó recientemente la aparición de condiciones oceánicas y atmosféricas asociadas al fenómeno de La Niña, caracterizado por el enfriamiento de las aguas del océano Pacífico tropical. Aunque se prevé que este evento sea débil y de corta duración, su influencia ya plantea desafíos para diferentes sectores, especialmente el agropecuario.
Según el IDEAM, zonas como Meta, Casanare, La Guajira y el litoral del Magdalena enfrentarán déficits de lluvia del mismo rango.
Además, en regiones como la Orinoquía, donde se encuentran vertientes clave para los embalses del sistema Chingaza, se anticipa una disminución en las lluvias, lo que podría agravar la crisis hídrica en Bogotá y sus alrededores.
Recomendaciones para ganaderos
El sector agropecuario, altamente dependiente de las condiciones climáticas, debe implementar medidas de adaptación para mitigar los posibles efectos de La Niña.
Manejo del agua: Implementar sistemas de almacenamiento y recolección de agua de lluvia para garantizar el suministro en épocas de sequía. Revisar y mantener los abrevaderos para asegurar la disponibilidad de agua limpia.
Alimentación del ganado: Fortalecer el almacenamiento de forrajes y suplementos alimenticios para enfrentar posibles variaciones en la disponibilidad de pastos. Considerar la siembra de cultivos de rápida producción, como sorgo o maíz, para la elaboración de ensilajes.
Infraestructura: Asegurar techos y estructuras en corrales y establos para evitar daños durante lluvias intensas o vientos fuertes. Verificar el estado de drenajes para evitar inundaciones en áreas de pastoreo.
Recomendaciones para agricultores
Planificación de cultivos: Seleccionar variedades resistentes a excesos o déficits de agua según la región. Ajustar los calendarios de siembra y cosecha en función de las proyecciones climáticas.
Control de plagas y enfermedades: Anticipar el aumento de plagas relacionadas con la humedad y fortalecer el monitoreo de cultivos. Aplicar prácticas de manejo integrado para prevenir pérdidas significativas.
Suelos y drenaje: Mejorar el sistema de drenajes en zonas con riesgo de inundación. Incorporar materia orgánica al suelo para mejorar su capacidad de retención de agua en regiones con probables déficits de lluvia.
El IDEAM recomienda mantenerse informados a través de canales oficiales y a trabajar en conjunto con las autoridades locales para diseñar planes de contingencia.
Finalmente, es fundamental que el sector agropecuario refuerce sus estrategias de gestión climática, aprovechando los avances tecnológicos y el conocimiento técnico disponible. Si bien este fenómeno será débil, su impacto puede ser significativo si no se toman medidas adecuadas.