«Más torcido que un cigüeñal», resultó un político que ocupó curul del Partido de la U en el Concejo de Villavicencio y a quien se le comprobó que le pedía «tajada» a personas que lograba enganchar laboralmente en instituciones públicas de Villavicencio.
Este «modelo de virtudes» fue concejal en la capital metense por los períodos 2012 a 2015 y 2016 a 2019 y después de un «merecido descanso» electoral, en el año 2023, el pillín también intentó llegar nuevamente al Concejo pero resultó un poquito «quemadito», al alcanzar apenas la irrisoria cifra de 75 votos.
Pero la historia oculta de este «ejemplar» servidor público fue castigada con una pena de 11 años de prisión (134 meses) que JOSÉ YESID MORALES ESPITIA por el delitos de concusión en concurso homogéneo y sucesivo, la cual le impuso un Juez del Circuito de Villavicencio, al comprobar la veracidad de las pruebas en su contra.
Resulta que entre 2013 y 2016, el condenado concejal (por esa época) montó su «oficina de empleo», recibió hojas de vida y ayudó a ubicar en entidades públicas de dicha capital, a varias personas a las cuales les cobraba el «favorcito» en cómodas mensualidades de 50 a 300 mil pesos (según el monto del salario o contrato).
Eso sí, el que se atrasaba un poquito en la cuota mensual o decidía dejar de pagar, sufría como «castigo» la pérdida del empleo.
Además de la condena (en fallo de primera instancia y frente a la cual quedan recursos de apelación), a MORALES ESPITIA le impusieron 720 salarios mínimos mensuales legales vigentes como multa y un castigo de inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por 114 meses.
La defensa de este «patriota» apeló la decisión judicial.
