17 exmilitares acogidos por JEP rindieron su testimonio frente a las familias de las personas asesinadas y presentadas como bajas en combate en Casanare.
Durante tres días, 4, 5 y 6 de noviembre, se dieron cita en Yopal los militares comparecientes, víctimas y la magistratura de la JEP en una audiencia para ahondar sobre los ‘falsos positivos’ en los que tuvieron responsabilidad.
Esta diligencia hace parte de la ruta no sancionatoria y es uno de los pasos obligados para que los exmilitares implicados en graves crímenes perpetrados en el marco del conflicto puedan resolver su situación jurídica.
Los exmilitares dieron detalles y confesiones sobre su participación en las ejecuciones extrajudiciales cometidas en los municipios de Maní, Aguazul, Recetor, Sabanalarga y Tauramena, Casanare, cuando pertenecían al Batallón ‘Ramón Nonato Pérez’, adscrito a la Brigada XVI del Ejército.
Algunos de los testimonios daban cuenta de un patrón criminal que “se enquistó” en los altos mandos de la unidad militar para obtener beneficios en los resultados operacionales del Ejército:
«Las conductas ilegales que nosotros practicamos fueron los asesinatos a víctimas inocentes en cumplimiento de un patrón criminal.
Funcionaba sistemáticamente
Veíamos a las víctimas como un resultado,
Fueron en promedio 50 o 57 muertes en el Batallón ‘Ramón Nonato Pérez'», dijo el excapitán Francés Orlando Reyes ante la magistratura.
Eran personas vulnerables, que estaban en tabernas, espacios abiertos o solas», contó el compareciente Reyes, agregando que luego procedían a ponerle un arma a la víctima y dispararla para simular que se había enfrentado a la unidad militar y justificar la baja.
En la audiencia, Julio César Sierra, uno de los llamados al estrado, le dijo de frente a Darys Mendivelso, una de las víctimas: «A su hermano lo invité a una cerveza, me dijo que la situación estaba dura y le dije que yo también andaba sin plata, que había una vuelta para hacer y, sin preguntar nada, sin oponerse, me acompañó».
Crímenes premeditados
Los crímenes eran premeditados «Salíamos desde la base en Monterrey a las 10 p.m., el asesinato ocurría entre las 2 y 3 de la madrugada, y el levantamiento judicial se realizaba a las 6 o 7 a.m (…) las acciones enmarcadas en cada ‘falso positivo’ podía tomar cerca de ocho horas», detalló el excapitán Reyes.
José Abel Pedraza explicó que para encubrir estas muertes los comandantes tenían una manera de unificar el relato de quienes participaban en el hecho: «ellos se tomaban la molestia de diligenciar un documento con un informe, nos pasaban ese papel como quien dice: ‘apréndanse esta lección'», aseguró.
El perdón
Posterior a las demandas de verdad, los 17 exmilitares, pidieron perdón y ratificaron su compromiso con las acciones para reparar a sus víctimas.
«Nunca dimensionamos el daño tan grande que hicimos a una familia, al país, que con sus impuestos hace que exista un Ejército… Ahora, en la JEP, me he preguntado: ¿cómo se puede reparar esto?», se preguntó uno de los comparecientes.
«Las víctimas han podido desahogarse y hacer preguntas que siempre han tenido. Los comparecientes han respondido a cada una en garantía del derecho a la verdad y a la no repetición», concluyó el magistrado Carlos Alberto Suárez.