“El cambio climático nos está impactando tremendamente”. Había zonas en las que se pensaba que nunca llegaría la Pudrición del cogollo (PC), como la región norte donde hay unos prolongados periodos secos, y sin embargo la enfermedad llegó y los ha golpeado, afirmó el director de investigación de Cenipalma, Hernán Mauricio Romero Angulo.
Explicó que dada la presencia recurrente del fenómeno de La Niña, que ocasionó que en 2010 se cosechara en canoa porque todo estaba inundado, la PC en la zona del Magdalena se presentó con fuerza afectando una parte significativa de la producción.
También como consecuencia del cambio climático, se observa la aparición de nuevas plagas e insectos que no lo eran, y ahora sí empiezan a aparecer por el cambio de temperatura y de humedad. Igualmente surgen enfermedades que antes no se conocían y se han descrito nuevos hongos patógenos de la palma de aceite en los últimos tres años.
Por eso, dijo, una de las líneas de investigación de Cenipalma se llama Otras enfermedades que son esas emergentes que se deben estar monitoreando permanentemente porque cada año aparecen hasta cuatro.
De ahí que preocupe que el Gobierno hable de reducir el presupuesto al ICA o a Agrosavia, entidades que trabajan para el sector agropecuario en Colombia. “Si por un lado estamos hablando de seguridad alimentaria, pero no estamos mirando los riesgos sanitarios, esa seguridad alimentaria no va a ser real sino una utopía porque las plagas y enfermedades van a acabar con ese sueño de convertirnos en despensa del mundo”, afirmó.
Aunque se tienen cultivares con tolerancia a la sequía o a la inundación, también se desarrollan prácticas agronómicas que ayudan, por ejemplo, a conservar el agua en el suelo.
Lo importante es cuidar las fuentes hídricas, aprovechar que tenemos ríos y cómo mejorar todos los sistemas de conducción y manejo. Velar por su buen uso, bajar los niveles de contaminación y hacer un compromiso entre regiones, gobierno y sector productivo para conservar las fuentes de agua.
Uso de la tecnología
De otra parte, tanto Romero, como Jesús García y Carlos Bojacá, investigadores titulares de Cenipalma, se refirieron al papel crucial que juegan las nuevas tecnologías en el tema de la sostenibilidad del sector.
Recordaron que lo que no se mide no se controla y por eso desde Cenipalma se han propuesto parámetros de medición como el de la huella de carbono donde el sector palmicultor se destaca por la alta captura de carbono, lo que le abre mercados internacionales.
Así mismo, desde hace varios años Cenipalma viene trabajando para el control de plagas y enfermedades utilizando el control biológico por medio de microorganismos que destruyen plagas. Se trabaja con los palmicultores en la plantación para que las cepas de los microorganismos que Cenipalma logra identificar, se entreguen a los productores para que en sus predios puedan crear sus propios inóculos y así atacar las plagas y enfermedades.
También el sector palmero ya está comercializando bonos de carbono y hay muchas formas de hacerlo, por ejemplo, con empresas específicas y es una gran oportunidad.
Además, Cenipalma ha fortalecido, a pedido de los palmicultores, la asistencia técnica especialmente hacia los pequeños y ha recibido financiación adicional para lograrlo.
Para ello, desde hace cuatro años se implementó un programa de asistencia técnica en donde Cenipalma trabaja a través de los núcleos palmeros: una integración entre la planta de beneficio y sus proveedores. Es así como se apoya a los núcleos para que junto con los productores alcancen la mejor productividad.
De hecho, en aquellos núcleos donde se está implementando adecuadamente este programa, en pocos años, se ha logrado aumentar entre 30 y 40% más la producción e incluso en algunos sitios se está superando lo que se llama la mega meta: producir cinco toneladas de aceite por hectárea de manera sostenible.
Respecto a los materiales genéticos, cuando se piensa en híbridos es muy poca la cantidad que se está sembrando en el país, pues solo llega a 12% de las siembras, pero no es solamente un híbrido sino varios con origen genético muy diverso para evitar que si se presenta un nuevo ataque fitosanitario, no se comprometa toda la palmicultura nacional. Cada híbrido es un cultivo nuevo y por eso ha sido necesario aprender con cada uno de ellos.