Una práctica habitual en otros penales de Colombia, pero desconocida hasta la fecha en Casanare, y consistente en el lanzamiento de estupefacientes, celulares y armas al interior de la cárcel de mediana seguridad de La Guafilla (en Yopal), desde áreas perimetrales del presidio, comenzó a ser utilizada por una de las redes que trafican estupefacientes en la capital casanareña.
Tal como se aprecia en el vídeo (tomado en la cárcel de Sincelejo) el modus operandi consiste en utilizar a jóvenes que se aproximan al área perimetral y lanzan “pelotas” improvisadas, en las cuales se encuentran diversos elementos ilegales.
Según el trabajo de campo realizado por una Fundación que lucha contra el flagelo del consumo de droga y sus terribles efectos en la sociedad yopaleña, “algunos vecinos y trabajadores del sector aledaño a la cárcel de La Guafilla, manifiestan que todos los días hay un desfile de personas sospechosas al sector, principalmente jóvenes, que se introducen por la zona boscosa llevando consigo unos morrales que al parecer contienen las pelotas de drogas que estarían lanzando dentro del penal”.
Según versiones obtenidas jóvenes conocedores de este ilícito “es un negocio altamente lucrativo que estaría dejando más ingresos que el mismo tráfico y expendio de drogas en las calles de la ciudad”.
“Los precios de la droga dentro del penal son más costosos y se consume en grandes cantidades, sobre todo la ‘crippy’”, refiriéndose al tipo de marihuana más potente y nocivo para la salud que existe en el mercado.
“Como se ha complicado ingresar drogas a través de las visitas, ahora optaron por esta estrategia que les está funcionando muy bien”, precisó el joven.
Aunque se ha visto la reacción de la guardia penitenciaria en algunos casos, los funcionarios poco pueden hacer para capturar a los lanzadores quienes se alejan corriendo cuando reaccionan las unidades del INPEC.
Además, ellos tratan de lanzar los elementos prohibidos en horas de la tarde por lugares donde no haya mayor presencia de la guardia, e incluso en horas nocturnas haciendo más complicada la detección, agregó la fuente anónima.
Muchos ciudadanos que se dan cuenta de esta práctica, no se atreven a dar aviso a la Policía por el temor que les genera la reacción de los traficantes de llegarse a enterar que los han denunciado.
Por ello, se sugieren mayores controles en la vía Marginal del Llano, a la altura de la cárcel, y patrullajes del Ejército Nacional y Policía Nacional, como alternativas para frenar este jugoso negocio del tráfico de estupefacientes, que está sirviendo como combustible para encender la llama de los temas de inseguridad que hoy vive la capital casanareña.