A dos cuadras en línea recta de la estación municipal de Policía (zona céntrica del municipio), a plena luz del día, un comando motorizado de cuatro sujetos (dos de ellos armados con fusiles) protagonizó el sangriento hecho que dejó tres muertos y un herido en Maní, luego del ataque mortal en la tarde de este jueves 6 de enero.
El hecho ocurrió en el barrio La Florida, frente a la nomenclatura calle 18 No. 6-11, de la localidad maniceña que por estos días comienza su temporada de fiesta de la bandola, en la que se esperan miles de turistas.
La incursión sicarial cobró la vida de Vicente Emilio Soto Berrío (un hombre con antecedentes reportados POR LA FISCALÍA), de su hijo menor de edad, el joven Gustavo Soto Chaparro y de Alfonso Sandoval (tercera víctima mortal, de aproximadamente 85 años) quien es PADRE del exregistrador municipal, Armando Sandoval.
Del herido, identificado como Diego Rico, y quien al parecer actuaba como escolta de Soto se informó que su estado de salud no reviste gravedad y que ante la rapidez del ataque no alcanzó a reaccionar en contra de los sicarios.
Sin mayores explicaciones, por ejemplo de cómo llegan sicarios en moto hasta el centro del pueblo, esgrimen fusiles y arremeten contra sus víctimas en pleno centro del pueblo, a dos calles del cuartel municipal de Policía, las autoridades emitieron horas después un vídeo anunciando una “exhaustiva investigación” y pidiendo “colaboración de la ciudadanía” para obtener datos que permitan esclarecer el hecho.
Al respecto, se anunció una recompensa.
En cuanto a las víctimas, se informó que se hallaban frente a la casa de una de ellas, en un encuentro de amigos que Soto y Sandoval sostenían con frecuencia por su condición de compadres.
Sobre Soto Berrío (conocido con el alias de El Mudo) se conoce que fue reportado por la Fiscalía como capturado, dentro de un proceso judicial que se cumplió en enero de 2016, en una investigación contra miembros de una estructura criminal que en su momento fue denominada como “el Clan de los Soto”.
Sin embargo, posteriormente se supo que fue dejado en libertad y no se volvió a informar si por estos señalamientos, Soto Berrío fue encausado judicialmente. De sus últimas ocupaciones se comentó por conocidos suyos que se dedicaba a labores de ganadería y cultivo de arroz y que desde hacía tiempo había contratado servicios de escolta personal.
De manera equivocada se le relacionó como testigo de un reciente caso judicial en contra de Otoniel Castañeda (el Gran Llanerazo) situación que ES FALSA. “Él era testigo pero contra otra persona, no en contra de Otoniel”, dijo una fuente sobre este caso, que al respecto consultó EL NUEVO ORIENTE.
En su escueta declaración, las autoridades tampoco precisaron si el ataque mortal iba dirigido en su contra.
Del joven Gustavo, hijo de la víctima y también fallecido, se supo que estaba acompañando a su padre como habitualmente solía hacerlo.
En cuanto a don Alfonso Sandoval, el tercer muerto, también se ha dicho que su presencia en el sitio era puramente circunstancial.
Este homicidio múltiple vuelve a evidenciar la crítica situación de seguridad en tierras maniceñas, sacudidas por denuncias y procesos en contra de prestantes personas por supuestos vínculos con fenómenos como el abigeato y la presencia del Clan del Golfo en la zona.
Además de la “exhaustiva investigación” que prometieron las autoridades, se anunció por parte del Secretario de Gobierno Departamental, Oscar Gómez Peñaloza, que habría refuerzo de presencia policial en el municipio y “acompañamiento a la comunidad y sus autoridades”.