Salmos 32:8 – Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.
Queridas amigas, queridos amigos, ¿cuántas veces a la hora de educar a nuestros hijos nos hemos sentido sin ningún camino despejado para saber cómo hacerlo?
Pues bien, quiero decirte que, como padres, es una situación que vivimos en algún momento de nuestra vida, o mejor, varias veces al día.
¡Así es! Aunque no lo creas el tener más de un hijo no hace que sepamos todos los secretos de la crianza, porque cada hijo es un ser muy diferente al otro; pero de lo que sí podemos estar seguros es de que encomendando esta hermosa labor a Dios vamos a reconocer el camino, las acciones y las palabras que debemos emplear para hacer de nuestros hijos seres resilientes, inteligentes emocionalmente, y fuertes, capaces de enfrentar adversidades, pero también seres capaces de valorar cada instante de la vida.
Algo que nos debe quedar completamente claro es que, si le brindamos a nuestros hijos un entorno familiar seguro, en todos los aspectos, en medio de comprensión y amor, ya estaremos haciendo las cosas bien para que cada etapa de su formación sea lo mejor posible; libre de vacíos y marcas que a futuro repercutan en hombres o mujeres incapaces de confiar en sí mismo.
Ahora, para terminar esta primera parte, quiero invitarte a poner en practica estos consejos que te permitirán mejorar aún mucho más tu excelente labor como madre o padre de familia.
Debes gozarte esta labor, sentirte muy bendecido porque Dios te ha dado la capacidad de prolongar tus raíces. Es muy importante que a los jóvenes les enseñemos las grandes responsabilidades que acarrea tener un hogar, hijos o familia. Si no tenemos amor para nosotros, ¿cómo lo vamos a ofrecer a otros?, pero esto será motivo de otra edición.
Tienes que saber entender a tus hijos, aprender a conocerlos de acuerdo con la etapa de desarrollo en la que se encuentren. Eso requiere tiempo de calidad, y mucha tolerancia.
Es necesario que tus hijos sientan confianza en ti, para confiar sus dudas, para querer conocer el mundo de tu mano, no de la mano de extraños. Si te tienen miedo, si los maltratas, habrás sembrado en ellos semillas de duda para acercarse a ti.
¿Tienes problemas por la disciplina de tus hijos? Opta SIEMPRE por el camino del diálogo. Los castigos y los golpes dejarán heridas muy difíciles de sanar en la vida de tus hijos, más aún cuando durante el día tu única salida es estar detrás de ellos con palo y castigo.
Si me lo preguntan, no creo en el dicho de que la letra con sangre se aprende mejor.
Intenta acercarte a tu hijo con un tono cordial, amoroso, de diálogo, y dedicando el tiempo de calidad que ellos necesitan, pero, sobre todo, vacía tu corazón y entrega a Dios las cargas que te impiden disfrutar la vida como es, bella, tranquila, pacífica.
¡Te animo a lograr ser el mejor guía y ejemplo de amor para tus hijos! ¡Todo siempre será mejor!
Por: Ángela Pinto