#Opinion
“La procesión va por dentro”, decían nuestros padres para describir las penas que uno carga en silencio. Pero en Colombia, esa procesión es colectiva. Mientras Petro se entretiene citando a Aureliano Buendía, los ciudadanos tememos que esta historia no dure cien años. La salud colapsa, la educación retrocede, la seguridad se desvanece y la economía tambalea. La causa de cada crisis es la misma: la negligencia del Gobierno. Colombia atraviesa su propio viacrucis.
Durante la crisis del Covid-19, la infraestructura, especialmente la construcción, fue clave para reactivar la economía. El programa de subsidios de vivienda VIS fue exitoso: en el gobierno Duque se entregaron más de 65 mil subsidios, lo que permitió a miles acceder a una vivienda y generó empleo. Pero este gobierno desmontó el programa y las consecuencias se sintieron pronto. Camacol advirtió que la construcción lideró los índices de destrucción de empleo durante tres meses consecutivos, y a septiembre de 2024, el sector vivienda había perdido 80 mil empleos.
El sector de la salud, por su parte, está en cuidados intensivos. Faltan medicamentos, las listas de espera se alargan, el número de tutelas aumenta, y las EPS intervenidas por este gobierno presentan los peores resultados, especialmente en niveles de deuda, que ya alcanzan los 20,3 billones de pesos según la ACHC. Esto ha llevado al cierre de instituciones y la suspensión de servicios. Mientras el «shu shu shu» del gobierno avanza, el futuro de la salud de los colombianos enfermos se deteriora.
Pero el mayor viacrucis que enfrentan los colombianos hoy es la inseguridad, el fracaso de la “ paz total” . En 2024, la Defensoría del Pueblo reveló cifras alarmantes: el ELN amplió su presencia de 189 a 231 municipios, y el Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia pasaron de 230 a 299 municipios. En departamentos como Cauca, Norte de Santander, Arauca y Chocó se viven a diario atentados, tomas guerrilleras, extorsiones, secuestros y otros delitos. Incluso en Bogotá han vuelto a aparecer pancartas de estos grupos armados.
La verdadera representación de Judas, sin embargo, la hemos visto en la forma en que Petro ha manejado nuestras relaciones internacionales. Colombia ha tenido históricamente una alianza sólida con Estados Unidos, tanto en seguridad como en comercio, pero este gobierno parece decidido a alejarnos de ese camino, acercándose peligrosamente a regímenes autoritarios y poniendo en riesgo a nuestro principal aliado y socio comercial.
Pero tranquilos colombianos, somos más fuertes que ellos y vamos a salir adelante. Un domingo resucitó Jesús, y en un año estaremos recuperando a Colombia. Debemos estar unidos, para que nuestras Pascuas del próximo año sean la salida definitiva de Petro y de la izquierda. Y en lugar de buscar huevos de Pascua, estaremos buscando cómo recuperar nuestro país y sacarlo adelante.
Por Diego Caro.
Diego Caro es un empresario bogotano, con más de 20 años de experiencia en sectores como autopartes, transporte, salud y construcción. Enfocado en salud y obras civiles y ha sido presidente de varios consejos de administración. Apasionado por temas de seguridad, movilidad, salud y economía.
