¿Qué apps elegimos cuando podemos elegir?

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El nuevo fallo de la Corte Constitucional que da más libertad de elección a los usuarios plantea también un gran reto para marcas y empresas que quieran conectar con su audiencia.

Por Janeth Rodríguez, VP de Revenue de Infobip para LATAM

La reciente decisión de esta alta instancia permitir que los usuarios con planes móviles prepago elijan libremente las aplicaciones que pueden usar sin consumir sus datos representa mucho más que un ajuste regulatorio.

Es una señal de cambio que, aunque sutil, anticipa un replanteamiento profundo de la conectividad, el consumo digital y, especialmente, de la relación entre las marcas y sus audiencias.

Durante años, los operadores incluyeron en sus planes, por defecto, ciertas aplicaciones que ofrecían navegación gratuita. Estas apps no solo moldearon el acceso a la información, el entretenimiento y la comunicación, sino que también concentraron la atención digital de millones de usuarios en unas pocas plataformas.

Ahora, al entregar esa elección directamente a las personas, se abre un nuevo escenario donde la personalización, la descentralización del consumo digital y la equidad en el acceso ganan protagonismo.

La oportunidad más visible está en los usuarios prepago. Por razones económicas, muchos de ellos han limitado su vida digital a las aplicaciones que los operadores han considerado «gratis».

Si ahora pueden elegir, podrían acceder a canales que sí se ajustan a sus verdaderas necesidades e intereses. Esto no solo democratiza el acceso, sino que abre una puerta a audiencias que antes eran casi invisibles para las marcas.

Pero esta nueva libertad también plantea un gran reto para las empresas, pues la hiperpersonalización ya no será una opción sino una necesidad. Si cada usuario aprovecha la gratuidad para elegir qué apps usar ilimitadamente, las marcas ya no podrán concentrar su presencia en las plataformas más populares esperando que todos lleguen por ahí.

Tendrán, por el contrario, que diversificar su oferta de atención y comunicación, asegurando una experiencia omnicanal coherente, eficiente y adaptada a cada canal que el usuario haya priorizado.

En otras palabras, esta decisión puede escalar la omnicanalidad a un nuevo nivel. No basta con estar en todas las plataformas, sino estar bien en todas ellas, con respuestas rápidas, contenido útil, experiencias fluidas y una integración que respete los hábitos individuales.

La elección libre de apps por parte del usuario fuerza a las marcas a dejar de mirar desde su lógica y empezar a construir desde la del consumidor.

Este nuevo modelo también presiona por estrategias más inclusivas y sostenibles en términos tecnológicos. Un chatbot que solo responde bien en WhatsApp o un e-commerce que no carga correctamente en navegadores livianos están perdiendo contacto con usuarios valiosos.

La libertad de elegir viene con la expectativa y el derecho de ser bien atendido, sin importar el canal.

La Corte ha abierto una puerta. Ahora le toca a las marcas y plataformas decidir si están listas para entrar a un ecosistema donde el usuario, de verdad, tiene el control.

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